En mi nombre lo llevo
se arrastra despacio
otras veces con prisa toca mis dedos
llega hasta lo íntimo y de pronto se va
— las corrientes inexactas trastocan
con fuerza al más desahuciado —
soberbio me busca,
me habita y
se queda.
Furioso se lanza
del vacío regresa una y otra vez
reencontramos,
perpetuamos al intento de olvidarnos
somos engrane,
desplantes ocasionales
somos convergencia entre su misterio
y mis océanos inadvertidos.